Ante el miedo, silencio, dudas y contradicciones sobre el asesinato en 2012 de Regina Martínez, corresponsal de Proceso en Veracruz, el gobierno de AMLO deberá desmontar la versión impulsada por Javier Duarte: que el crimen fue pasional.
XALAPA, Ver.- El miedo, el silencio, las dudas y las contradicciones prevalecen en torno al asesinato de Regina Martínez Pérez, corresponsal de Proceso en Veracruz.
Comprometido públicamente a esclarecer el crimen cometido en abril de 2012, el presidente Andrés Manuel López Obrador tendrá que desmontar la verdad jurídica construida en su momento por el gobierno de Veracruz y avalada por la justicia federal.